Más allá que el cuento es sólo eso:
un cuento,
y no una historia verídica,
está muy bueno para la reflexión final.
Yo, intento ser águila.
A veces sale.
A veces cuesta.
A veces soy sólo pato…
(F.M.T.)
Pato o águila...
Tú decides...
Rodrigo estaba haciendo fila para poder salir del aeropuerto, cuando un taxista se acercó. Lo primero que notó fue que el taxi estaba limpio y brillante.
El conductor, bien vestido con una camisa blanca, corbata negra y pantalones negros detalladamente planchados, bajó del auto, dio la vuelta y le abrió la puerta trasera del taxi.
Le alcanzó un cartón plastificado y le dijo:
- Yo soy Willy, su chofer. Mientras pongo su maleta en el portaequipaje me gustaría que lea mi misión.
Después de sentarse en el vehículo, Rodrigo leyó la tarjeta:
"Misión de Willy: Hacer llegar a mis clientes a su destino final de la manera más rápida, segura y económica posible, brindándole un ambiente amigable."
Rodrigo quedó impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el interior del taxi estaba igual que el exterior: impecable sin una mancha...!
Mientras se acomodaba detrás del volante, Willy le preguntó:
- ¿Gustaría un café? Tengo unos termos con café regular y descafeinado.
Rodrigo bromeando le dijo:
- No, preferiría un refresco.
Willy sonrío y afirmó:
- No hay problema, tengo una hielera con refresco de cola regular y dietética, agua mineral y jugo de naranjas.
Casi tartamudeando Rodrigo murmuró:
- Tomaré la cola dietética... Gracias...
Pasándole su bebida, Willy le ofreció:
- Si desea usted algo para leer, tengo el "Reforma", "Esto", "Novedades" y "Selecciones"...
Al comenzar el viaje, Willy le pasó a Rodrigo otro cartón plastificado:
"Estas son las estaciones de radio de las que dispongo y la lista de canciones que suelen pasar, en caso de que desee escucharlas."
Y como si esto no fuera demasiado, Willy me dijo que disponía de aire acondicionado y me preguntó si la temperatura estaba bien para mí.
Luego me informó cuál sería la mejor ruta a su destino a esa hora del día. También me hizo conocer que estaría contento de conversar con él o, si prefería, me dejaría solo en mis meditaciones...
- Dime Willy, - le pregunté asombrado - ¿siempre has atendido a tus clientes así?
Willy sonrió a través del espejo retrovisor.
- No, no siempre, señor. De hecho solamente los dos últimos dos años. Mis primeros cinco años manejando los gasté, la mayor parte del tiempo, quejándome igual que el resto de los taxistas.
Un día escuche en la radio acerca del Dr. Dyer, un "Gurú" del desarrollo personal. Él acababa de escribir un libro llamado "Tú lo obtendrás cuando creas en ello".
Y continuó:
- Dyer decía que si tú te levantas en la mañana esperando tener un mal día, seguro que lo tendrás, muy rara vez no se te cumplirá. Aconsejaba: Deja de quejarte. Se diferente de tu competencia. No seas un pato... Se un águila. Los patos sólo hacen ruido y se quejan, las águilas se elevan por encima del grupo."
- Estas palabras me llegaron aquí, en medio de los ojos - dijo Willy, con voz lenta, pausada. Dyer estaba realmente hablando de mí... Yo estaba todo el tiempo haciendo ruido y quejándome; entonces decidí cambiar mi actitud y ser un "águila". Miré alrededor, a los otros taxis y a sus choferes... Los taxis estaban sucios, los choferes no eran amigables y los clientes no estaban contentos. Entonces decidí hacer algunos cambios... Uno a la vez... Cuando mis clientes respondieron bien, hice más cambios...
- Se nota que los cambios te han pagado bien - le expresé al muchacho.
- Sí, seguro que sí...! - me dijo Willy, con expresión de felicidad. Mi primer año de "águila" dupliqué mis ingresos con respecto al año anterior. Este año posiblemente los cuadruplique. Usted tuvo suerte de tomar mi taxi hoy. Usualmente ya no estoy en la parada de taxis. Mis clientes hacen reservación a través de mi celular o dejan mensajes en mi contestador. Si yo no puedo servirlos, consigo un amigo taxista "águila" confiable, para que haga el servicio...
Willy era fenomenal. Estaba haciendo el servicio de una limusina en un taxi normal.
- Posiblemente haya contado esta historia a más de cincuenta taxistas, y solamente dos tomaron la idea y la desarrollaron. Cuando voy a sus ciudades, los llamo a ellos. El resto de los taxistas hacen bulla como los patos y me cuentan todas las razones por las que no pueden hacer nada de lo que les sugería.
Willy el taxista, tomó una alternativa diferente:
Él decidió DEJAR DE HACER RUIDO y QUEJARSE
como los PATOS
y VOLAR POR ENCIMA del grupo
como las ÁGUILAS.
No importa si trabajas en una oficina,
en mantenimiento, eres maestro,
servidor público, político, ejecutivo,
empleado o profesional...
¿Cómo te comportas?
¿Te dedicas a hacer ruido y a quejarte?
¿Te estás elevando por encima de los otros?
Recuerda:
ES TU DECISIÓN
Y CADA VEZ TIENES MENOS TIEMPO PARA TOMARLA...!
Firma:
Un pato dispuesto a ser ÁGUILA.
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