viernes, 20 de enero de 2012

CORTITOS - Quinta entrega (Humor)



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BANDO MADRILEÑO



Don Juan Precipote, Alcalde del Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid, por el presente

HAGO SABER:

Que a todas las parejas que sean sorprendidas en automóviles, plazas, cines, calles oscuras u otros lugares públicos similares, serán sancionados de la siguiente forma:

- Con la mano en "aquello": 1000 pts.
- Con la mano en "lo otro": 1500 pts.
- Con "aquello" en la mano: 2000 pts.
- Con la boca en "aquello": 2500 pts.
- Con "aquello" en "lo otro": 3000 pts.
- Con "aquello" tras de "lo otro": 5000 pts.


¿Qué es "aquello"?

- No es un murciélago, pero vive colgado.
- No es un acordeón, pero se estira y se encoge.
- No piensa, pero tiene cabeza.
- No pertenece a ningún club, pero le llaman miembro.
- No hace música, pero le llaman órgano.
- No es un caballero, pero se levanta ante las damas.


¿Qué es "lo otro"?

- Tiene labios, pero no tiene dientes.
- Es un conejo, pero no anda.
- No es un abanico, pero se abre
- No muerde, pero traga
- No es vegetariano, pero come nabos.
- No es una aspiradora, pero traga polvos.


El Alcalde del Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid,
DON JUAN PRECIPOTE





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DÉME DOS



Un hombre va a la farmacia y pide al farmacéutico dos condones. El profesional se los da, le cobra, y el cliente sale del negocio, descostillándose de risa.
Al día siguiente pasa lo mismo. Al otro también.
Y así sucesivamente, hasta que un día, el farmacéutico le dice a su ayudante:
- ¿Viste...? Yo no sé qué le pasa a ese tipo que se mata de risa cada vez que me compra condones, porque no es la primera vez, ya ha venido por aquí varias veces... ¿Por qué no lo seguís un día, a ver si nos enteramos de lo que le pasa...?
Al día siguiente llega el cliente, compra dos condones, se va partiéndose de risa y el ayudante sale detrás de él.
Al cabo de un rato, el ayudante vuelve a entrar en la farmacia.
- ¿Y...? ¿Averiguaste...? ¿Ya sabés que es lo que le pasa...?
- Sí... Mirá... Es que, al salir de la farmacia..., se ha ido directamente a tu casa...





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MEJICANOS



En pleno New York, dos amigos mejicanos se encuentran hambrientos y sin un dólar. Uno de ellos propone al otro:
- Oye, compadre... ¿Y si robamos un carro y lo vendemos...?
- No... - responde el otro muy serio - que la "migra" nos tiene marcados, manito...
- Bueno... Pues entonces, ¿qué hacemos...?
- Ah... Algo que he visto en los filmes: cada uno escribe un cartel pidiendo dinero para comer, tú te pones en una punta del parque y yo en la otra... Y en un par de horas nos encontramos de nuevo aquí...
- O quei...
A las dos horas se reúnen en el lugar de origen.
- ¿Y compadre? ¿Cuánto te han dado?
- ¿A mí...? 27 dólares...
- ¿Y qué has escrito en el cartel?
- Pues que tengo mujer, hijos, suegra... Bueno..., toda una familia pa’ alimentar... Y tú..., ¿cuánto has conseguido?
- Yo..., 3786 dólares...
- Eh..., compadre...!!! ¿Y qué has escrito en el cartel?
- "Quiero volver a mi Méjico"





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DESCONFIANZA



A pesar de vivir bien y sin sobresaltos económicos, la vida sexual no funcionaba bien entre el marido y su joven mujer. Ella estaba convencida de que su esposo la engañaba con Juliana, la empleada doméstica.
Para salir de dudas preparó una trampa para atraparlo. Le dio licencia a la empleada sin avisarle a su esposo.
Esa noche cuando se iba a la cama, el esposo le comentó que se sentía algo descompuesto del estómago, por lo que iba a tomar un poco de aire fresco antes de acostarse. Cuando él pasó por el baño, la mujer salió al corredor, subió las escaleras y se acostó en la cama de la empleada.
Al rato, entró el hombre silenciosamente y sin pérdida de tiempo, se metió en la cama y le hizo el amor con gran fogosidad. Ambos gemían de placer. Cuando terminaron, la mujer muy agitada le dice:
-  No esperabas encontrarme en esta cama... ¿No es así, querido...? - y encendió la luz.
- Sinceramente no, patrona... - respondió el jardinero.





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JOVEN JEFE INDIO



Los indios de una remota reserva preguntaron a su joven y nuevo cacique:
- El próximo invierno, ¿será frío o apacible?
Dado que el jefe había sido educado en una sociedad moderna, no conocía los viejos trucos indios.
Así que, cuando miró el cielo, se vio incapaz de adivinar qué mierda iba a suceder con el tiempo...
De cualquier manera, para no parecer dubitativo, respondió:
- El invierno será verdaderamente frío y los miembros de la tribu deberán recoger leña para estar preparados.
No obstante, como también era un dirigente práctico, a los pocos días tuvo la idea de telefonear al Servicio Nacional de Meteorología.
- Buenos días. Llamo para preguntar si el próximo invierno será muy frío... - dijo.
- Sí, parece que el próximo invierno será bastante frío - respondió el meteorólogo de guardia.
De modo que el jefe volvió con su gente y les dijo:
- Deberán juntar todavía más leña, para estar aún más preparados.
Una semana después, el jefe llamó de nuevo al Servicio de Meteorología y preguntó:
- ¿Será un invierno muy frío?
- Sí..., - respondió el meteorólogo - va a ser un invierno muy frío.
Sinceramente preocupado por su gente, el jefe volvió al campamento y ordenó a sus hermanos que recogiesen toda la leña posible, porque el invierno iba a ser verdaderamente crudo.
Dos semanas más tarde, el jefe llamó otra vez más al Servicio Nacional de Meteorología:
- ¿Están ustedes absolutamente seguros de que el próximo invierno será muy frío?
- Absolutamente, sin duda alguna..., - respondió el meteorólogo - va a ser uno de los inviernos más fríos que se hayan conocido.
- Entiendo... Ahora, quisiera saber... ¿Cómo pueden ustedes estar tan seguros...???
- Porque los indios están recogiendo leña como locos...!!!





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MONJITA FRIOLENTA



Cierta vez, un cura y una monja, después de peregrinar, regresaban hacia el convento. Al caer la noche, ven una cabaña en el camino y deciden entrar para pernoctar y proseguir el viaje al día siguiente. Al entrar a la cabaña, donde son bienvenidos, les ofrecen gentilmente una habitación. Cuando entran, ven que hay una sola cama.
Después de algunos segundos de silencio, el cura dice:
- Hermana, usted puede dormir en la cama y yo duermo aquí en el piso.
Y así lo hacen.
Pero en medio de la noche, la monja despierta al cura:
- Padre... ¿Está despierto...? - llama en voz baja. 
El padre cura entredormido responde:
- Hermana, diga, ¿qué sucede? 
Ella contesta:
- Es que estoy con frío. ¿Puede ir a buscar una frazada, por favor? 
- Sí, hermana, claro que sí...
El sacerdote se levanta, va a buscar una frazada al armario y cubre a la monja con mucha ternura.
Una hora después, la religiosa despierta al padre nuevamente:
- Padre... ¿Todavía está despierto...?
- ¿Qué pasa, hermana? ¿Ahora qué sucede...?
- Es que aún estoy con frío. ¿Puede alcanzarme otra frazada, por favor?
- Seguro que sí, hermana.
Una vez más el cura se levanta pleno de amor y buena voluntad, para atender el pedido de la hermana.
Pasa otra hora, y una vez más, la hermana llama al padre:
- Padre… ¿Continúa despierto...?
- Sí, hermana...! ¿Y qué necesita ahora...???
- Es que no puedo dormir. Sigo con mucho frío...
El cura, entonces, le dice:
- Hermana..., ¿estamos aquí los dos solos, cierto?
- Cierto...!- responde la monja.
- Lo que ocurre aquí, sólo nosotros dos lo sabemos y nadie mas, ¿cierto? 
- Cierto, padre! - contesta la religiosa.
- Entonces..., le propongo una sugerencia... ¿Qué tal si hacemos de cuenta que somos marido y mujer?
La monja opina:
- Sí...! Sí, padre...! Hagamos de cuenta que somos marido y mujer...!
El cura cambia el tono de voz y dice:
 - Entonces, dejate de joder...! Movete..., levantate...,  andá a buscar otra frazada y dejame de romper las pelotas...!!!

COROLARIO:
Si pensaste que este cuento iba a tener un final erótico,
rezá 100 Ave Marías y 200 Padre Nuestros,
en penitencia por tus malos pensamientos...!!!  





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COSA DE ABOGADOS



Dos trabajadores estaban caminando por el costado de la ruta, volviendo de la fábrica donde habían trabajado duro el día entero, cuando un abogado, que venía a toda velocidad con su auto importado, los atropelló.
Uno de ellos atravesó el parabrisas y cayó dentro del automóvil del abogado y el otro voló lejos, a unos diez metros del lugar del accidente.
Tres meses después, ellos salieron del hospital, y para sorpresa general, inmediatamente fueron a la cárcel: uno por invasión de propiedad privada y el otro por huir del lugar del accidente.





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PICARDÍA RACIAL 1



Desesperado de sed, un árabe se arrastraba por el desierto afgano, cuando divisa un leve movimiento a la distancia.
Esperanzado por encontrar agua, va acercándose hasta la imagen.
Era un viejo judío sentado frente a un caballete atiborrado de baratijas.
- Estoy desfalleciendo de sed. ¿Podría darme agua? - imploró el árabe.
El judío le responde:
- La verdad..., agua no tengo... Pero..., puede comprarse una corbata, si quiere... Acá tengo la corbata perfecta para combinar con su túnica...
- No quiero una corbata! - aulló el árabe. - Quiero agua...!!!
- Bueno, no me compre la corbata si no quiere. Y para que vea que soy una buena persona, le diré que pasando esa colina, a unos 4 kilómetros, hay un buen restaurante. Camine en ese sentido, allí tienen toda el agua que quiera...
El árabe agradece y desaparece rápidamente tras la colina.
A las tres horas, el árabe regresa nuevamente donde estaba el viejo judío, que seguía sentado frente a su caballete.
El viejo le pregunta:
- Le había dicho 4 kilómetros tras la colina. ¿No lo encontró?
- Lo encontré...! Sí...! Lo encontré...! Pero el hijo de puta de tu hermano no me deja entrar sin corbata...!!!





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PICARDÍA RACIAL 2

Un árabe va al almacén de un judío a comprar unos soutiens negros.



El judío, olfateando un buen negocio, le dice que ésos son muy raros y que le quedan pocos, por lo tanto se los vende a 60 dólares cada uno. El árabe compra seis.
El musulmán regresa unos días más tarde y pide dos docenas.
El judío dice que se han vuelto todavía más raros y que se los vende a 70 dólares cada uno.
Un mes más tarde, el árabe compra todos los que le quedan al judío por 80 dólares cada uno.
El judío con curiosidad le pregunta qué hace él con todos esos soutiens negros.
El árabe le responde:
- Yo los corto en dos y hago sombreros que les vendo a los judíos a 100 dólares cada uno.






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