Una madre da a luz y frecuentemente se escucha:
"¡Qué hermoso/a niño/a...!"
Alguien fallece y rara vez se expresa:
"¡Qué hermosa vida...!"
Hemos sido educados para el nacimiento y no para la muerte...
Para el inicio de las cosas y no para su finalización...
Aprendemos a conseguir un trabajo pero no a ser despedidos.
A iniciar una relación de pareja pero no a separarnos.
A emprender un viaje pero no a regresar.
A ser jóvenes pero no a envejecer.
A entusiasmarnos con una idea pero no a abandonarla cuando no existen buenas razones para seguir sosteniéndola.
Despedirse es un ARTE.
Y quizá de los más arduos, en particular en una cultura que, en su afán de eternidad, concibió vidas después de la vida, almas desencarnadas y resurrecciones de cuerpos.
Cuando las promesas de la religión perdieron credibilidad, la medicina hizo suyo el afán de vida "eterna", ocupándose con éxito del arte de prolongar la existencia, de aportar "calidad de vida".
La religión y la ciencia a menudo nos han hecho creer que lo eterno es la medida de lo valioso.
Si no, ¿por qué dudar del sentido de la vida sólo porque es finita?
Si celebramos los comienzos de las cosas, ¿por qué no celebrar su fin cuando aquello que ha concluido así lo merece?
Si festejamos la potencialidad del inicio, cuando todo parece viable pero aún es incierto, ¿por qué no festejar o, con conciencia y entereza, valorar el final de lo que ha sido PLENO?
Las lágrimas son a veces una respuesta dolorosa frente a la muerte.
Ahora... Cuando una VIDA ha sido ÍNTEGRA, FRUCTÍFERA y HONESTA, ¿no es JUSTO y MERITORIO recordarla con una SONRISA...?
Su hijo y "el maestro" brindan a su salud, don Jaime...!!!
¿Qué es "LA YUMBA"?
Es una voz onomatopéyica creada por Osvaldo Pugliese, para denominar la marcación rítmica de su orquesta. Comenzó a difundir este tango hacia 1943. Sin embargo, lo llevó al disco recién el 21 de agosto de 1946.
Más adelante, la grabó nuevamente, pero con mejor calidad de sonido, en diciembre de 1952, en vivo, en el teatro Colón en diciembre de 1986 y en Amsterdam, con Piazzolla, en junio de 1989.
Cuando el maestro escribió "La Yumba", ya era el autor de "Recuerdo" (1924), uno de los tangos más originales, y también de "Negracha" (1942), su tango más vanguardista.
Tal vez "La Yumba" no haya sido más que una travesura, un compendio informal y divertido del compás de su orquesta, caracterizado por la caída del acento sobre el primero y tercero de los cuatro tiempos. Pugliese, más allá de sus propósitos o de sus cálculos, llegó con "La Yumba" a la vanguardia en la mitad de la década del '40.
Natalio Etchegaray ha escrito que la expresión tanguística del gran maestro era milonguera, sincopada, polirrítmica y canyengue, y recordó lo dicho por Raúl Garello: "No es fácil encontrar (en las versiones de Pugliese), la melodía: ésta vive oculta o detrás de su tejido rítmico y armónico."
En "La Yumba", Pugliese separó el ritmo de la melodía. Se trata de la repetición obsesiva de un diseño rítmico de dos compases en el que se intercalan trozos melódicos. Lo que importa señalar es que esta estructura musical sería empleada por Piazzolla en muchas de sus composiciones. De allí que se diga entonces que "La Yumba" prefigura a Piazzolla, y podríamos agregar que también a Horacio Salgan. La arquitectura musical de muchas obras de Piazzolla reproduce la de "La Yumba".
Para usted, don Yusim, su "himno"...
Recital de OSVALDO PUGLIESE
en el Teatro Colón de Buenos Aires, Argentina.
26 de diciembre de 1985.
Interpreta su tango "La Yumba", con los músicos que pasaron
por su orquesta desde 1939 hasta 1985.
Los bandoneonistas son (de izquierda a derecha):
PREVIGNIANO, ALVAREZ, LA PINTA, SPITALNIK, CASTANIARO,
RUGGERO, PENON, PLAZA, LAVALLEN y BINELLI.
Contrabajos: ROSSI y TOLOSA.
Violines: RIVAS, LERENDEGUI, HERRERO, MONTERDE,
BRUSKI y RODRIGUEZ.
Violas: BERNASCONI y BRAIN.
Violonchelos: PUCCI y LANNO.
Piano OSVALDO PUGLIESE.